sábado, 24 de febrero de 2007

PIEDRAS VIVAS

PIEDRAS VIVAS
Tú eres una piedra viviente. Cuando Luzbel fue creado, estaba lleno de piedras allá en el cielo y luego esas piedras fueron trasladadas al pecho y los hombros del sumo sacerdote Aarón. Después ese pacto caducó y el apóstol Pablo descubrió que una piedra iba caminando a la par de los hebreos en el desierto. Luego, el mismo apóstol Pablo menciona que esa roca era Cristo.
Más adelante surge una figura maravillosa, David derrota a Goliat con una roca. Luego del cielo cae una roca y destruye la estatua de Nabucodonosor. “Esto es todo a pedradas”. Eso sí, el Señor Jesús evitó que apedrearan a la mujer adúltera, porque las piedras no se deben de usar para matar a otro, a un pecador, sino para matar a los “Goliats”.
Piense en aquel fascinante pasaje donde Jesús está hablando con sus discípulos y les pregunta: ¿Y quién dice la gente que soy yo? La gente no sabía quién era, no lo había identificado, pero Pedro se levanta y le dice, Tú eres el Hijo del Dios Viviente, el Cristo de la Gloria, y allí pasa algo formidable, Jesús le dice a Pedro: Tú eres una roca. Vuelve el movimiento de las rocas y a partir de ahí, el apóstol Pedro es identificado como una roca. El Señor Jesús no sólo envía a Pedro, no sólo le da responsabilidad, sino antes de hacerlo lo identifica, lo ubica. Después, el apóstol Pedro como con el concepto bien claro, llama a los hermanos en una de sus cartas a las iglesias: vosotros sois piedras vivientes, parte de la pared del edificio de Dios.
Es necesario tener orden, un sistema. Ordenar es colocar a alguien en determinado lugar para que pueda funcionar. No sólo es necesaria la unción sino que también se necesita orden. No es importante cuál es tu título hoy, sino cuál es tu función. No es importante si tú eres diácono, si tú eres del área de niños. Tu función es importantísima. Si eres piedra viva tienes que ser colocado, enlazado, a la par, arriba o debajo de otra piedra viva. ¿Notas la función? ¿Qué haría una piedra por sí sola? La piedra que pudo hacer mucho por sí sola es la piedra del ángulo, pero ese es el Señor Jesucristo. Después el apóstol Pedro nos llamó a nosotros piedras vivas, como que una piedra tiene que ponerse a la par de otra, arriba o abajo. El apóstol Pedro manejó un concepto maravilloso: La pared del edificio de Dios. Sin ti entonces, no va a haber un conglomerado, una construcción levantada que se llama pared. Sin ti no hay pared, sin ti la pared está hueca, sin ti la pared está agujereada. Entonces tú que eres piedra viva, vas a estar a la par de otra piedra viva, arriba o abajo, según la ubicación donde Dios lo determine. Somos todos juntos, la pared del edificio de Dios.
Si tú no estabas funcionando en algún lugar, la casa estaba llena de desorden por eso. Muéstrame tu función, no tu título. Tenemos que ser funcionales, tenemos que servir para algo.
No es importante quién está arriba, quién está abajo, quién está a la par o quién está en medio. Nadie, al ver un edificio construido dice: ¡qué linda esa piedra! Por eso es que nadie se va a llevar la gloria. Aunque allí estés tú.
Habrá diferente manifestación de gloria para cada diferente lugar de la casa. Pero la gloria va a estar en la casa. Piensa en tu casa. No haces lo mismo en todos los lugares de la casa. Pero necesitas que haya un lugar para cada cosa. Se sirven los alimentos en el comedor (la predicación), en el baño eliminas lo que a tu cuerpo no le sirve (ministración), etc. Y no es que un lugar tenga una mayor gloria que otra, sino lo importante es que la gloria está en la casa. No importa en qué lugar estés sirviendo, no importa en qué lugar estés ubicado, lo importante es que seas piedra viva que conforme la pared y que estés conciente de que allí donde estás hay gloria.
Jeremías 2:13 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. En el tiempo del profeta Jeremías no llovía mucho, la gente cuidaba mucho el agua. Su principal fuente de ayuda era mantener el agua a través de una cisterna. Había tanta necesidad de las cisternas, se usaban tanto que se comenzaron a rajar. El problema de Israel no consistió en que las cisternas se habían rajado sino qué hizo con la rajadura. No es malo que te rajes sino que qué vamos a hacer estando ya rajados. Los hebreos tomaron cera y taparon las grietas de las cisternas. En el invierno funcionó muy bien, pero al llegar el verano, el sol hizo que se derritiera la cera y la cisterna volvió a mostrarse rajada.
Es necesario un sistema nuevo cuando nuestra cisterna está rajada, no se pone remiendo en vestido nuevo. Es necesario hacerlas de nuevo.
Jeremías no tenía que profetizarle a las cisternas, se tenían que rehacer. Problemas de administración, problemas de sistemas, no los soluciona la unción. Hablar en lenguas no resuelve un problema de administración. El desafío es traer un sistema nuevo para que el sistema no pelee con la revelación.
El sistema va a ser la copa que albergue nuestro vino. No nos va a ayudar de mucho tener suficiente palabra y unción si no tenemos un sistema, si no tenemos orden. De nada me va a servir dar una excelente predicación aquí, si no tenemos una célula donde te puedan cuidar. De nada va a servir que caiga la gloria en este lugar, si después no tendrás un lugar donde te ministren. Dar sólo un rhema o sólo tener unción, va a ser como ponerle cera a nuestras cisternas.
Debemos tener un sistema que no pelee con la unción, ni contra la Palabra, ni contra la Gloria de Dios. La Gloria de Dios en un buen sistema es borrachera, en el Espíritu segura. Dios se agradará de esto.
Mateo 14:19: “Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud”. La multitud estaba desordenada, y el primer paso de Jesús fue llevarlos al orden, motivado por la compasión. Sin compasión, el pastor, el apóstol no va a recibir el rhema de qué tiene qué hacer. El día que tengamos misericordia de alguien, Dios nos va a revelar qué hacer. Cuando viene un espíritu de compasión, el Señor se agrada y dirá qué hacer al liderazgo. Jesús tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Llegó la noche, se acercaron a Él los discípulos, para decirle que despidiera a estos. Hay muchas personas que dan de comer (predican), y luego despiden a la gente y les dicen que vuelvan hasta el día siguiente.
Jesús dio una solución sistemática. Primero: hizo que se recostaran, para evitar desorden. Segundo: hizo grupos Tercero: les dio de comer a todos. En ese momento Jesús tuvo una revelación de un sistema práctico y sencillo, porque tuvo compasión. Una mala administración, peleará, se volverá enemiga de la revelación. De hecho, si uno de los órganos de nuestro cuerpo deja de funcionar, colapsaría todo nuestro organismo.
Hechos 13:36a: “Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió…”. David sirvió a los de su propia generación. Nosotros debemos servir de acuerdo a la generación que estamos viviendo: Internet, satélites, computadoras. Es necesario actualizarse ya que las personas dejan de venir a la iglesia porque no se les dan los consejos que necesitan para vivir en la actualidad. La actualización y la innovación son necesarias en la iglesia del Señor.
Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (1Pe 2:5)


Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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