sábado, 24 de febrero de 2007

EL MANTO DE COLORES (II PARTE)

EL MANTO DE COLORES (II PARTE)
Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ĄDoblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. (Gen 41:39-43)
Recordemos el llamamiento con el que Dios nos ha llamado. José aunque pasó por la cisterna y fue odiado por sus hermanos, no se amargó. Luego de pasar por la cisterna, es vendido a unos mercaderes por sus mismos hermanos, por lo tanto solo los sońadores se pueden vender, porque solo ellos TIENEN VALOR, es decir con un sońador se puede hacer negocio. Una persona que no sueńa no tiene valor, el asunto es que el mercader va a ver en ti, lo que vales, el valor que tienes, el cuál no pudieron ver tus hermanos. Si no sońamos, no tenemos valor.
Con un sońador se puede hacer negocio, hablar con alguien que tiene sueńos y vestidura de colores, es edificante. Debemos hablar con los que tienen valor, el valor que Dios mismo nos otorgó por causa de su eterno amor. No debemos preocuparnos si han murmurado de nosotros, ya que es posible que lo hayan hecho porque vieron los diamantes y la gracia que Dios mismo nos ha otorgado. Tal como dice el dicho coloquial, “el hijo del tigre rallado sale”, si somos hijos de Jehová, se nos debe ver o evidenciar.
Los hermanos de José pensaron que le estaban haciendo un mal a su hermano, pero Dios estaba cumpliendo con su destino establecido. En este caso también se cumple “Todo pasa para bien, a aquellos que aman al Seńor”.
Científicamente esta comprobado, que se puede sońar, cuando una persona logra tener paz en su sueńo. Es necesario que sońemos, solo por el sońador se puede pagar un precio. El que sueńa tiene un rótulo escrito en su frente que dice “Tengo valor”. Por esa razón Judas recibió dinero a cambio de Jesús, van a pagar por alguien importante.
Si murmuran por alguien que nadie conoce, ni atención le ponen, pero si murmuran de alguien que es importante hasta “rueda” le hacen.
Que no nos detenga ninguna cueva, ni ninguna depresión. José no se amargaba a pesar de las circunstancias. Lo toman de la cisterna, lo venden a los mercaderes, (pagan un precio) y es trasladado a Egipto, y en dicho lugar lo vuelven a enviar a la cárcel, por causa del manto, la mujer de Potifar, lo envió a la cárcel porque tenía en sus manos el manto de José.
No nos persiguen tanto por buenos mozos, sino por el manto, es por eso que Jesús deja al resucitar el manto, Elías cuando se lo llevan al cielo, lanza el manto y cuando están asesinando a Esteban, el manto está a los pies de Pablo. La gracia nos hermosea.
Continuando con el relato bíblico, envían a la cárcel a José, por causa del manto, y juntamente con el a otras dos personas que servían al Faraón. Estos dos tienen un sueńo cada uno y José les interpreta el mismo a cada uno de ellos, al panadero le dijo que en tres días lo mataban, y al copero le dijo en tres días será devuelta la gracia que tenías con anterioridad ante el Faraón, luego le dijo José al copero, “acuérdate pues de mi cuando tengas ese bien y te ruego seńor copero que uses conmigo de misericordia y hagas mención de mi al Faraón y me saques de esta casa” Génesis 40:14. Observemos que José no dijo sácame de ésta cárcel, sino de ésta casa, por lo tanto no estaba amargado.
Cuando nos ven mal se olvidan de nosotros, el copero supuso que la condición de José iba a ser eterna, pero José tenía sobre el la promesa de su destino, lo que pasa con las personas cuando nos ven encarcelados es que se olvidan de nosotros, ellos piensan que uno va a estar así para siempre. Los que se olvidan de nosotros son los que lograron una posición por causa nuestra. Por causa de la palabra que demos muchos saldrán de las cárceles. José salió de la cárcel para reinar, Jesús salió del sepulcro para ser hecho Seńor de Seńores y Rey de reyes.
El encarcelamiento de José fue temporal, al igual que a nosotros a veces estamos en cárceles pero son posiciones temporales. La palabra menciona que luego de dos ańos, se acordaron de José y lo enviaron a llamar, por eso a pesar de ver solo los barrotes frente a nosotros, no nos amarguemos, sigamos echando nuestro pan sobre las aguas, ya que a su tiempo regresará con fruto. Hagamos como Jesús, cuando estaba en la cruz y le dieron bebida amarga, la escupió, no traguemos lo que nos amarga, saquémoslo de nosotros y amemos a los que nos afrentan. Si el copero hubiese sabido lo que iba a suceder con José luego de salir de la cárcel, lo llama a los días de haber salido.
Por tanto José se vuelve el virrey de Egipto, debido a que Dios se acordó de su pacto y cumplió lo prometido. No debemos menospreciar a nadie por la posición actual, si José sobrevivió la cisterna, la cárcel, la humillación de la mujer de Potifar es porque tenía un destino determinado por Dios que cumplir. Por eso mismo no debemos amargarnos sino amar a Dios y seguir sońando.
Luego los hermanos que lo habían traicionado, le llegan a pedir pan a José, y el con el corazón sano, les da eso y más. Se volvió a quitar su vestido para que lo reconocieran, Dios nos va a vestir de colores, con una túnica especial en la casa de Potifar, y con una gloria tremenda después que es la tiene que quitar para que sus hermanos le reconozcan.
No nos dejemos amargar, que ninguna circunstancia nos quite la felicidad y recordemos que tenemos un gran valor.
José luego tiene dos hijos, uno llamado Manases que significa, olvidando el pasado, y el segundo Efraín que tiene como significado, fructífero. Es decir primero debemos olvidar el pasado y luego debemos aprender a dar fruto en medio del dolor. Si nos han odiado y han querido vernos hasta muertos, es por ese bendito manto de colores que El Padre nos ha dado, no debemos esconder nuestra capa, si El Padre nos la dio hemos de lucirlo para dar honra a aquel que nos la otorgó.
El Padre tiene sobre nosotros el manto de colores, observemos el manto espiritual que no ha sido dado, somos hombres o mujeres de destino, no hemos de preocuparnos por los que murmuran de nosotros, sino ver el propósito de Dios en la circunstancia que podamos estar viviendo.
Soportemos un poco la cisterna, ya vienen los mercaderes los que en realidad ven lo que vales, y el copero vendrá a hablar bien de nosotros. Si hubo miles que hablaron mal de nosotros uno hablará bien de nosotros, si doce nos introdujeron en la cisterna, uno hará que seas liberado de ahí. Uno hablará bien de nosotros y nos enviará a llamar y seremos puestos en el destino de Dios.
A José al sacarlo de la cárcel lo bańan, rasuran y visten como para ir ante el Faraón, la persona más importante de la tierra.
Un día de éstos nos sacarán de la condición de cárcel, nos vestirán y pondrán entre reyes para ver las virtudes de la gloria de Dios a favor de nosotros. Soportemos un poco más, ya veremos su Gloria y daremos toda la Gloria a El.
Pasaremos por cisterna, por la mujer de Potifar y la cárcel, pero también llegaremos al trono determinado por Dios para nosotros. No nos amarguemos, ni caigamos en la desesperación por causa de las circunstancias, mejor alcemos nuestros ojos al Dios que nos llamó y recordemos el destino por el determinado, vendrán los mercaderes y nos sacarán o el copero se volverá a recordar de nosotros y veremos su Gloria como nunca.

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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