miércoles, 21 de febrero de 2007

LA GUERRA DE LAS SIMIENTES

LA GUERRA DE LAS SIMIENTES
Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer. Y entre tu linaje y el linaje suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le morderás el calcańal. (Gn. 3:15)
La guerra espiritual no se inició recientemente, ni cuando Jesús venció al enemigo en la cruz. Viene de mucho antes y tiene esencialmente dos partes: El hombre (que es amado de Dios) y El adversario (el diablo).
El superhombre Adán (Gn. 1:26, 27, 28)
A juzgar por las características del mandato que Dios dio a Adán, éste era un superhombre y debía serlo para poder cumplir. Por ejemplo, notemos:
Debía multiplicarse, llenar la tierra sojuzgarla, enseńorearse de todos los animales. żCómo enseńorearse del águila sin volar más alto o más rápido? żO del león sin ser más fuerte?
Es la única creación a imagen (significa, figura o representación de una cosa) y semejanza (significa, proporción entre la imagen y el prototipo) de Dios. En otra manera: imagen y semejanza, representación hecha por el propio Dios, del original, Él mismo. No hay otro igual. Adán se parecía a Dios.
Sin embargo se dio un problema: Adán, nombrado regente, gobernante de la tierra, es objeto del ataque del diablo, que no le puede hacer nada a Dios y la emprende contra su gobernante en la tierra, aquel que tenía la imagen y semejanza de Dios. Se parecía a su creador.
En el Edén no había pecado:
Antes del pecado Eva era inocente, cuando Adán también pecó, el pecado entró al mundo, había afuera o atrás creaciones que ya habían caído.
La prueba para Adán:
Debido a la gran estatura espiritual de Adán, Dios debía dejar en El una seńal que le recordara su naturaleza creada. Entonces le da un mandato: (Gn. 2:17) no debía comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque moriría.
Eva es engańada: (Gn. 3:1-6)
Usando a la serpiente, el diablo dio falsa doctrina a Eva, ella creyó porque eran semejantes ya a Dios. Eva murió por dentro.
Jehová Dios da una oportunidad al hombre (Gn: 3-8)
Jehová el Seńor, entabla dialogo con Adán, le estaba dando la oportunidad de pedir perdón. Dios no enjuicia sin dar oportunidad al arrepentimiento. Pero el hombre no se arrepintió antes bien acusó a la mujer (su esposa) y “recordó” que Dios se la había dado (como responsabilizando a Dios por ella). Adán perdió la oportunidad, entonces se evidenciaron las consecuencias de su pecado:
La mujer: dolores de embarazo, parto y sujeción al hombre.
El hombre: echado el edén a trabajar con sudor en tierra maldita.
La condena de la serpiente:
Al hombre y su mujer Dios le dio oportunidad de hablar, les hizo preguntas (Gn. 3:9, 11, 13), pero la serpiente fue condenada en el mismo momento, sin dejarla hablar (por eso Jesús callaba a los demonios), la hizo maldita (condenada a destrucción); se debía arrastrar (su cabeza siempre estaría en el suelo), antes caminaba erguida (Gn. 3-14).
La enemistad de las simientes: (Gn.: 3:15)
Dios entonces para terminar decreta enemistad con la mujer y su simiente con ventaja para la mujer:
La simiente de la mujer le hiere la cabeza: parte mas característica de la serpiente, la herida de la cabeza inutiliza todo el cuerpo, en la cabeza están los planes y programas del mal.
María fue la madre de la simiente de la mujer (no del hombre), fue la madre humana de Jesús en cuya concepción no intervino hombre humano, que solamente hirió en la cabeza a la serpiente, porque su ejecución se reserva al Mesías glorificado.
La simiente de la serpiente hiere el carcańal: el diablo por eso puede atacar al hombre, pero Dios mismo lo permite para hacerlo primero pide permiso a Dios (Job 1:12; 2:7). El Diablo (la serpiente) que solo esta herido en la cabeza hiere el carcańal del hombre, Dios lo permite. De esa manera la serpiente sigue teniendo “culebras” que acecha al hombre con acceso solamente al carcańal, no otra cosa. La vida solamente Dios la puede quitar. Dios permitió que la serpiente se metiera al huerto porque el hijo ya estaba dispuesto a bajar para regenerar la simiente caída.
En Cristo somos la simiente que le puede herir la cabeza al Diablo, mientras este asecha el carcańal lo cual es permitido por Dios.
El aniquilamiento del diablo estará a cargo del Rey de Reyes y Seńor de Seńores, Cristo y Jehová el Seńor.

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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