domingo, 25 de febrero de 2007

REMOVIENDO LAS BRASAS

REMOVIENDO LAS BRASAS
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. (Luc 1:5-7)
Estos dos personajes eran de edad avanzada y tenían un grave problema según su cultura judía, ahora en nuestra cultura ya no es tan grave no poder tener hijos, sin embargo en ese entonces si era un grave problema, puesto que la mujer que no podía tener hijos era considerada una maldita, tenia un castigo proveniente del cielo y la veían con un oprobio sobre de ella, sin embargo la palabra de Dios nos deja ver que Zacarías a pesar de lo que decían, seguía orando.
Elisabet era prima de María, madre de Jesús, estas dos mujeres tuvieron graves problemas, Elisabet era estéril, por lo que le era imposible tener hijos; sin embargo su prima, Maria había concebido un hijo y no sabían de quien por que era virgen, al extremo que algunos la vieron como una mujer “ligera”. En ellas dos podemos ver extremos opuestos, sin embargo las dos fueron sometidas a calumnias y habladurías de las personas de su comunidad, eso a Dios no le importo, por que Él haría milagros.
Dios le envió un ángel a José para explícale la forma en la cual María había concebido, es decir que algunas veces El Señor realizará determinadas cosas con nuestras esposas, que solamente nos podrán ser reveladas por medio de Dios mismo.
Es impresionante que Zacarías seguía oficiando en el templo, y continuaba orando y aunque todas las personas lo criticaban por que su esposa no le daba hijos, el seguía asistiendo al templo. Pero Dios los escogió a ellos para traer al mundo al profeta que le abriría el camino a Jesús.
Van haber oprobios que Dios va a permitir, para que luego Él los use y glorifique su nombre, pensemos por un momento que habrán dicho las personas cuando vieron que Elisabet de avanzada edad estaba embarazada. Imaginemos si Dios le puede dar bebes a las estériles a lo mejor nos puede ayudar a nosotros en lo que nos hace falta, ¿por que no probamos con Dios tal vez el nos puede ayudar en nuestro problema? Realmente haber visto a una anciana embarazada fue impresionante, ese tipo de cosas solamente nuestro Dios las puede hacer.
Si en este momento estas atravesando un oprobio, un grave problema, debemos seguir asistiendo al templo a orar y alabar al Señor, digamos como el salmista David: Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. (Sal 122:1) Aunque el problema por el cual estemos atravesando sea tan fuerte, no importa, tenemos esperanza en Jehová; y si es cierto que Dios ha permitido ese problema, El es tan bueno que aunque no entendamos la causa del problema, los resultados y los frutos que brotarán a causa de esto, será lo que le dirá a los demás que Dios trabajó en nosotros.
Establece la palabra que Zacarías llegó al santuario, al turno que le correspondía y ofreció el incienso, probablemente en ese momento él no tenia felicidad en su alma para ofrecerle incienso a Dios, el verdadero significado de ofrecer incienso es que el sacerdote entraba al santuario que se dividía en tres partes: los atrios, el lugar santo y el lugar santísimo, el incensario estaba ubicado en el lugar santo, no en el lugar santísimo, y el Señor me hablo y me dijo: No es necesario que entren hasta el lugar santísimo, eso es progresivo, Dios sabe tus capacidades, y el nivel espiritual en donde te encuentras, y para hacernos un milagro no nos exige perfección total, Él simplemente lo hace.
¿Que es llegar a la casa de Dios a ofrecer incienso el día de hoy, de que nos sirve? El Sacerdote cuanto entraba al templo renovaba las brasas y los perfumes del incienso, para que el fuego no se apagara, en éste tiempo existen muchas personas con brasas sin mover, y esa es la función que debemos hacer al llegar al templo, remover las brasas para mover el fuego y que no se apague, muchas veces no necesitamos nada mas que remover esas brasas para que el fuego aparezca de nuevo, por que sin fuego no podemos ofrecer incienso.
Hay muchos que no pueden cantar, danzar ni aplaudir, y tienen apariencia de inmóviles, por que no tienen fuego, y sin fuego el incienso no funciona, el fuego quema el incienso para que salgan de el sus aromas. Quemar incienso significa alabar a Dios en la actualidad.
Cuando lleguemos a la iglesia debemos de pedirle al Señor que nos vuelva como “locos” en su presencia, que hasta nuestros huesos puedan apreciar su presencia, no podemos acomodarnos, si ya no sentimos su presencia debemos avivar el fuego que hay dentro de nosotros, eso fue lo que Pablo le dijo a Timoteo: Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. (2Ti 1:6); Timoteo debía avivarlo por sí mismo, ya que nadie mas puede encender el fuego por nosotros. No importa si hemos fallado en algo, o si hemos producido ciertos daños, Dios nunca nos va apagar, por que Dios pagó un precio alto por nosotros.
Zacarías estaba moviendo las brasas cuando se le apareció el Ángel, es decir que el cielo nos va a visitar cuando estemos removiendo nuestras brasas, ¿Qué es remover las brasas? Regresar al primer amor con el Señor. Hay espíritus angélicos en el cielo preparados para aquellos que van a renovar su fuego, avivemos el fuego que hay dentro de nosotros. Cuando veamos a alguien que pareciera que viene del “polo norte” con el mayor respeto posible debemos de decirle ¡Aviva el fuego que hay en ti!
Zacarías le estaba pidiendo a Dios que su esposa le diera un hijo, Zacarías le dijo al Señor: ya estoy viejo, ya me voy a morir, y mira a mi esposa; ¿será que en este tiempo los esposos aun oramos por nuestra esposa?, entonces apareció el ángel y le dijo: tu esposa va a quedar embarazada, y no creyó; así somos nosotros, a veces le pedimos al Señor por mucho tiempo a veces años, por algo, y luego cuando Dios no lo concede, dudamos de que sea cierto que Dios no o haya otorgado.
Y por no haber creído Zacarías, le quitaron el uso de la palabra. Hay Ángeles que saben el futuro, que conocen las fechas, y los nuevos acontecimientos, como por ejemplo Gabriel, sin embargo a Zacarías le fue quitado el habla para que no fuera estropear con sus sentidos el milagro que Dios quería hacer. Hay muchas enfermedades que vienen a la iglesia que provienen de la falta de fe, y que Dios las permite hasta que soltemos nuestra fe.
Cuando nosotros removemos las brasas y ofrecemos incienso, al seguir orando a pesar de la circunstancias actuales que vivimos podemos mover el destino de nuestros hijos, Dios rompe todo tipo de maldición generacional cuando nosotros removemos las brasas, nuestros hijos reciben gracia de parte de Dios. Sin embargo que sin Cristo y sin renovar nuestras brasas es posible que nuestros hijos pasen por lo mismo que nosotros.
La Genética Espiritual consiste en que los espíritus que nos movieron a nosotros fueron trasladados a nuestros hijos el día que los concebimos, nosotros les hemos heredado la genética humana y la genética espiritual, sin embargo lo podemos romper si renovamos nuestras brasas, de esta forma nuestros hijos no serán como nosotros, físicamente posiblemente seamos iguales, pero espiritualmente no, ellos heredaran la bendición. Nuestros hijos no beberán vino ni licor, esa fue la misma palabra que el Ángel le dio a Zacarías.
De ante mano sin haber nacido Juan el cielo determinó que el no era un bebedor, las actitudes y formas de vida vienen pre determinadas desde el cielo, por eso es que debemos de renovar nuestras brasas, cantarle a Jehová, renovar el incienso, si ya te encuentras en una edad avanzada ya no lo hagas por ti, hazlo por tus hijos. De igual forma debemos de ponerle el nombre que el cielo determinó para el, por medio del nombre también podemos trasladarle nuestra genética espiritual.
Cuando el varón ora, siempre deja embarazada a su esposa de algo, cada vez que se remueven las brasas Dios da órdenes de bendición. Elisabet, fue aquella mujer que visitó María, de igual forma nosotros debemos visitar aquellos que han sufrido algún oprobio, dolor o angustia, allí no hay murmuración, ni perdida de tiempo, si no experiencia. Elisabet le dijo a María: quien soy yo para merecer esta visita, ni siquiera había nacido Jesús, y Elisabet le dijo aun en el vientre: Señor, si quieres que tu esposa venga a Cristo y le llame Señor es necesario que como su esposo muevas la brasa, Elisabet no le llamo Señor a Jesús si no después de que Zacarías había removido las brasas.
Ocho días después del nacimiento de Juan, era el momento de circuncidarlo y llegaron los familiares e hicieron fiesta, y uno de los invitados gritó: pónganle Zacarías al bebe, hay personas a nuestro alrededor que van a tratar de cambiarle el nombre a nuestros hijos, pero su Madre dijo No, su nombre dijo es Juan ese es el nombre que el Ángel nos dio. Y Zacarías escribió en una tabla su nombre es Juan, y allí le fue devuelta el habla a Zacarías cuando declaró el milagro. Hay milagros retenidos en los ambientes espirituales que inhabilitan nuestros sentidos.
Cuando Zacarías el padre de Juan habló, y pronunció el nombre, Dios te da la potestad de ponerle el nombre que uno quiere, y sus palabras fueron de bendición a Jehová por haberlo librado de sus enemigos y de su oprobio, y se dio cuenta que no tenia que ir al templo a sacrificarlo, si no le entregaría sacrificio desde su casa, y le llamó a Juan, serás llamado profeta del altísimo.
Físicamente el hombre es el que determina el sexo de su hijo, hombre o mujer, y espiritualmente también determinamos el nombre de nuestros hijos. El día de hoy podemos llegar con nuestros hijos y les podemos hablar espiritualmente y determinar como se van a llamar, y decirles que no van a ser igual que nosotros, luego es necesario que vayamos a remover nuestras brasas, no busquemos a nadie para que nos ayude con nuestro fuego. Somos nosotros los que debemos de remover la brasa. Aviva el fuego de Dios que hay en ti.


Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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