domingo, 25 de febrero de 2007

LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS

LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS

El Padre busca adoradores, los cuales como rasgo especial le deben adorar en el Espíritu y en verdad (Jn.4:23). La palabra adorar viene del griego proskuneo que quiere decir hacer reverencia, es decir inclinarse, bajar el rostro en respeto y reconocimiento de la dignidad Divina. Adorar quiere decir reverenciar con sumo honor o respeto, reverenciar y honrar a Dios con el culto que le es debido. La adoración es la acción de adorar a Dios, es un acto sublime de reconocimiento de la propia condición (pequeńa) y de la grandeza y soberanía de Dios. Adora a Dios, solamente aquel que reconoce su infinitesimal pequeńez y se inclina ante la grandeza y majestad del Dios Eterno.

Es bien conocido que unos “magos” venidos del oriente, buscaban insistentemente a Jesús, el Mesías (Cristo, el Ungido, título exclusivamente Divino), para brindarle su adoración (Mt.2: 1-12). Tal suceso marca mas que un mero reconocimiento literal de la dignidad Divina del Cristo, puesta como bajo un velo en el cuerpo del infante Jesús, nacido en Belén, después de sus muchas salidas iniciadas desde la eternidad (Miq. 5: 2). Es una especie de seńal del camino que siguen los verdaderos adoradores, a los cuales el Padre está buscando en la dimensión terrena (Jn.4:23).

Antiguamente se llamaba “magos” a los astrólogos, hombres dedicados a las ciencias naturales y la medicina. No se sabe realmente cuantos hombres eran, ni su raza, se supone que eran tres por el número de regalos (oro, incienso y mirra) (Mt.2:11). Sin embargo, se afirma que toda Jerusalén se conmovió junto con Herodes cuando se presentaron buscando al Mesías, note !Rey prometido por Dios y esperado por los israelitas!, y toda Jerusalén se lleno de la multitud sus camellos (Is.60:6). Se sugiere que tales magos que procedían de oriente (de donde sale el Sol, figura de dimensiones celestiales), son representantes de creaciones celestiales, que venían a rendirle tributo al Rey de Reyes, habiendo visto en oriente (cielos) su “estrella” (Mt.2:2), llegaron a la tierra para rendirle adoración al hombre-Dios Jesucristo.

Llama la atención que los magos “vieron” en oriente su estrella, y entendieron su significado, su mensaje. Pensemos, entre “tantas” estrellas żCómo diferenciaron y entendieron la estrella del Mesías? Los magos eran gentiles, no formaban parte del pueblo de Dios. Es mas, eran paganos y ellos sin el conocimiento de Dios, a la manera de los privilegios que El había dado a Israel (Rm. 9:3-5), buscaban incesantemente al Mesías para brindarle adoración.

Se proyecta aquí la figura de los bajados del cielo, los magos, como la iglesia -nosotros- cual hijos pródigos salidos de la casa del Padre, hechos un reino y sacerdotes para Dios por Cristo - Ap.1:6 -, recibiendo la seńal de la estrella para adorar al Mesías. No así los israelitas literales, cuyos jefes eran “de abajo” (Jn.8:23). Los verdaderos adoradores son de arriba, como Jesús. Los israelitas habían llegado a honrar a Dios con los labios, pero su corazón estaba lejos (Mt.15:8). La adoración hasta este momento venía en detrimento: Primero como consecuencia de la caída de Luzbel, que fue echado del cielo (Ez. 28:12-17; Is. 14:12-15), y luego porque en su “despeńamiento” arrastró a la tercera parte de los ángeles (Ap.12: 4). Luego, la adoración terrena decayó a causa del pecado de Adán (Gn.3: 23,24), reiniciándose con la simiente de Set, con Enós (Gn.4:26). Mediante altares y sacrificios los patriarcas adoraron a Dios. En el tabernáculo de Moisés se adoraba a Dios (Ex.40:34,35), pero también decayó (Jue.2:10-13). Se reinicia en el tabernáculo de David (ICr. 16:1-6), con instrumentos, cánticos, gritos y danzas (ICr. 15: 27-29). Pero en el reinado de Salomón también decayó.

Es Jesús quien marca el inicio de la verdadera adoración para Dios, como cuando motiva a los magos (fig. gentiles, paganos), a adorarle (Mt.2:11), igualmente al ciego al que devolvió la vista (Jn.9:35-38) y comunica a la mujer samaritana (no era judía) la situación de la adoración (Jn.4:21-24). De esa manera, la verdadera adoración tendrá como protagonistas a los salvos por Cristo, mediante su ser santificado y preservado (1a.Tes.5:23), en comunión con Dios (Rm.5:1), con la imagen de Cristo ya formada en nosotros (2a.Cor.3:18).

La estrella (figura ministerial), guiaba hacia el lugar de adoración, (Ap.1:20). De allí que los ministros son como “guías”, seńales vivientes, para la adoración del pueblo de Dios. De esa manera, la iglesia sigue hoy “signos” no dados por hombres comunes sino por “estrellas”. Los magos, proyección de los adoradores bajados del cielo (nosotros), buscaban al Rey de los judíos (Mt.2:2) (pudiéramos decir el Rey de los alabadores), pero como a tientas primeramente se equivocaron y fueron donde Herodes (fig. del demonio), estropeando el Plan de Dios.

Todos pecamos y en nuestro camino estaba el palacio de Herodes, que dice “vayan, adoren y regresen a mi” (Mt.2:8), en ese momento era rey y los bajados del cielo no conocían a Jesús, no le habían visto (nosotros antes de nuestra conversión). Pero vuelven a ver la “estrella” del oriente (Mt.2:9) y les conduce a Jesús. Herodes les dio “indicaciones” para encontrar a Jesús, las cuales recibió de los religiosos (Mt.2:4-6). Sin embargo, fue por la seńal de la estrella que llegaron hasta El. Además, Herodes (el diablo) tenía palacio y riquezas para ofrecer, recordemos: “todo esto te daré si postrándote me adoras” (Mt.4:9), y si trato de engańar al engańar al Cuerpo físico, tratará de engańar al místico.

Cuando vieron a Jesús le adoraron (Mt.2:11). Después de adorar a Jesús, notamos dos cambios:

Abrieron sus tesoros y los entregaron a Jesús (Mt.2:11): proyección de nuestra entrega completa a Jesús (oro, incienso y mirra, figura del espíritu, alma y cuerpo). Visto como una ofrenda, pudiéramos decir, que después de adorar al Seńor, ofrendaron.

Luego, cambiaron el camino de Herodes por el “camino de Jesús”: El mensaje de la estrella fue por fuera, después de ver a Jesús, Dios les habló desde dentro, introduciendo un ángel en su sueńos (Mt.2:12), (proyección del Espíritu Santo), les dio instrucciones para no caer en manos de Herodes. Después de encontrar a Jesús (el Rey de Reyes), ya no buscaron a Herodes, no le hicieron caso (habían sido trasladados de reino, de tinieblas a luz (Col. 1:13).

Cuando adoramos cambia nuestra vida o podríamos decir que cambia nuestra vida para que podamos adorar.


Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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