domingo, 25 de febrero de 2007

.EL MONTE DE LA PRUEBA

.EL MONTE DE LA PRUEBA

Dios tiene planes buenos para nuestra vida, pero antes de que esos planes se cumplan debemos ser probados para certificar si nuestros ojos están puestos en las promesas o en el dador de las promesas. La prueba purifica el corazón y forja el carácter del cristiano, por lo que debemos aprender a regocijarnos aunque seamos afligidos con diversas pruebas (1Pe 1:6-7), sabiendo que la prueba es como una preparación para que el Seńor nos pueda llevar a niveles espirituales superiores.

El Apóstol Pedro nos exhorta a no perder el gozo por dura y difícil que sea la prueba que estemos atravesando, especialmente porque lo que se prueba es nuestra fe. El pasaje en referencia no se está refiriendo a aquellas situaciones que ordinariamente suceden en una congregación o en el hogar, como por ejemplo un malentendido o una divergencia de opiniones, sino que se está refiriendo a una situación en la que está de por medio la fe de la persona, una prueba realmente difícil.

Cuando se habla de fe hay que hablar del padre de la fe: Abraham. Dios le dio la promesa de un hijo y una descendencia tan grande como las estrellas en los cielos (Gen. 4:5). Después de una larga espera (14 ańos aproximadamente) se cumplió la promesa con el nacimiento de Isaac, ejemplo de que Dios siempre cumple sus promesas, pero en su tiempo no en el nuestro. Sin embargo, Dios probó a Abraham (Gen.22:1) ordenándole que tomara a su único hijo y lo ofreciera en holocausto y es que Dios antes de pedir algo primero lo da.

Estaba a punto de comenzar un duro y difícil proceso de prueba en la vida de Abraham. Dios le había dado una promesa y la había cumplido. Ahora le ordena ofrecer en holocausto al hijo prometido. Pero Abraham estaba convencido de que Dios iba a cumplir la promesa de una descendencia como las estrellas de los cielos y la arena del mar, aun cuando estaba a punto de inmolar la promesa. Cuando creemos sin cuestionar las promesas de Dios empezamos a depender de El porque entonces vamos a caminar con la certeza de que recibiremos lo que hemos esperado.

Luego de recibir la orden de Dios, Abraham se puso en camino al Monte Moriah (el monte de la prueba) y al divisar el lugar dijo a sus siervos que esperaran porque iban a adorar (Gen. 22:5). Sabía que lo que iba a hacer era un acto sublime de adoración a Dios y tenía la firme convicción de que regresaría con el muchacho. Eso se llama fe. Cuando llegó al monte, Abraham preparó altar y para que su adoración fuera completa colocó sobre el altar algo que el amaba entrańablemente: su hijo. Abraham estuvo dispuesto a poner a su único hijo sin importarle que de momento se quedaría sin las estrellas del cielo y sin la arena del mar. En ese momento Dios quería probar quien era lo más importante en la vida de Abraham: si Dios o la promesa que le había sido dada. El Seńor da la bendición o la promesa y luego nos prueba para ver en donde está realmente nuestro corazón, porque El es celoso y no comparte su gloria con nada ni con nadie.
Isaac fue amarrado al altar (Gen.22:9), figura que a la hora de la prueba necesitamos estar amarrados a la Cruz del Calvario para que no pensemos en claudicar ni en abandonar. Al ver que Abraham estaba dispuesto a entregarle en sacrificio a Isaac (la promesa), Dios lo detuvo y le proveyó un carnero para ser sacrificado (figura de la muerte sustitutiva del Seńor Jesús). Finalmente le confirmó la promesa (Gen. 22:12,13,16,17) y por cuanto Abraham no le negó a Dios a su hijo Isaac, El tampoco negó a su propio hijo a la descendencia de Abraham.

Con el altar vacío no puede haber verdadera adoración; por eso Dios le dio a Abraham la provisión que le tenía reservada (el carnero). Hay una provisión reservada para nosotros y la obtendremos cuando subamos al Monte Moriah a adorar y dispuestos a sacrificar lo que más amamos, porque sin adoración no hay provisión. Pongamos sobre el altar lo que más nos agrada y cuando la víctima sea inmolada aparecerá en tu vida lo que te hace falta. La pregunta en este momento será: żPadre, en dónde esta mi provisión y qué debo hacer para obtenerla? y la respuesta es: a) A tres días de camino; b) Debes estar solo y llevar leńa, fuego y pedernal; c) Debes construir un altar y poner sobre él lo que más amas. Allí, en el Monte Moriah, allí está lista tu provisión.

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

No hay comentarios.: