lunes, 19 de febrero de 2007

EL ALTAR DE CAIN

EL ALTAR DE CAIN
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; (Gen 4:3-4)
Existe un paradigma muy fuerte en estos tiempos el cual afecta a muchas personas no permitiéndoles tener la libertad de hablar el tema de las finanzas, o hablar de la verdadera forma de ofrendarle a Dios; ofrendar no necesariamente significa traer dinero al altar.
En el libro de Apocalipsis aparecen cinco clases de personas los cuales se “dicen ser” ellos mismos: apóstoles, profetisa, judíos, tener nombre de vivos y el quinto grupo que dicen ser ricos y sin necesida, pero Dios dice que son desventurados, miserables y pobres. (Ap 3:17)
Este quinto grupo que aparece en el libro del Apocalipsis diciendo ser “ricos” pero que para nuestro Dios son pobres, están representando un falso movimiento de prosperidad, que en los últimos tiempos está influyendo sobre la vida de muchas personas.
Debido a este movimiento de prosperidad falso, muchos ministros del evangelio tienen “temor” de enseñar a cerca de la verdadera prosperidad a luz de la palabra de Dios, y de lo que verdaderamente significa adorar a nuestro Señor.
Muchas personan acuden a la congregación para adorar a Dios, creyendo que porque le cantan al Señor ya le están adorando, la adoración no significa únicamente cantarle a Dios, la verdadera adoración es una serie de actitudes que debemos de tener en nuestra vida. Lo que trato de enseñar es que por el hecho de “traer” algo a Dios, signifique que le estamos rindiendo adoración.
Tomando el ejemplo de Caín y Abel, hermanos de la primera familia de la tierra, fue su padre Adán, el responsable de enseñarles cómo levantar ofrenda a Dios, ¿Qué hizo Dios, cuando el primer Adán pecó? primero los visita, luego los viste con piel de animales, los cuales tuvo que sacrificar para poder disponer de las pieles; enseñándoles que, para que la presencia de Dios, a pesar de haberle fallado siguiera con ellos, era necesario que hubiera sangre.
Por esa razón el único mediador, el único nombre, el único camino, la única forma, de acercarse al Padre Jehová tiene por nombre Jesús, el cual habiendo ofrecido su sangre estableció el vínculo para que hubiera relación entre Dios y nosotros.
Dios no acepta otra cosa que no sea sangre, esta fue la enseñanza que Dios da a los recién caídos, y de igual manera Adán traslada esa enseñanza a sus hijos, pero esta enseñanza se ve “distorsionada” al momento de que uno de sus hijos presenta ofrenda a Dios, Abel presenta lo mejor de sus ganados y Caín presenta el fruto de la tierra.
El error de Caín fue haber presentado ofrenda sin sangre, seguramente la ofrenda de Caín era abundante y lo mejor de su cosecha, quizá hasta en volumen más grande que la de su hermano, pero su ofrenda no contenía el elemento principal, o sea sangre, a diferencia de Abel, el cual si sabía como ofrendarle a Dios. Y si la forma de establecer relación con Dios es por medio de la sangre, Caín no podía agradar a Dios con su ofrenda.
Algunos vienen a la iglesia, a cantar, llorar, a reír incluso, pero no depositan ni un solo centavo en el alfolí, pensando que están adorando a Dios, pero esto se debe a la falta de conocimiento; Al igual que Caín, traen ofrenda, pero la traen no de la forma correcta, no dejan de traer algo, pero desafortunadamente no es lo que Dios espera. A partir de hoy empezaremos a traer una ofrenda agradable a Dios.
Otro de ejemplo de verdadera adoración es la que los reyes de oriente muestran cuando vienen a conocer a Jesús, el pasaje muestra que al encontrarse con Jesús, le adoraron e inmediatamente abrieron sus tesoros, nosotros hoy día es lo que deberíamos de hacer también, venir a la congregación a cantarle y ofrecerle también nuestros tesoros.
La ausencia de sangre en la ofrenda evidencia la no necesidad de salvación, el altar de Caín indica la no necesidad de comunión con Dios, indicando con esto que era autosuficiente, queriendo aparentar que el podía sin el Señor, mucha gente solo dinero trae a la ofrenda, y el Señor no quiere solo el fruto de nuestro esfuerzo, el quiere una verdadera actitud de humildad en nuestro corazón, Caín con su altar estaba en la misma actitud, su altar manifestaba el sentimiento que había en su corazón, seguramente no quería relación con Dios, pensando seguramente en su interior que no necesitaba ser redimido de nada, una actitud de altivez y prepotencia.
El altar de Abel dice todo lo contrario, en este altar hay sacrificio, sobre el altar de Abel hay carne muerta, el olor a sangre inmediatamente subió a la presencia de Dios, ¿Qué olor fue el que subió del altar de Caín? Seguramente olor a frutas, ¿a caso no sabía Caín que por una fruta también sus padres fueron sacados del huerto de Edén? Esto nos enseña que nosotros como padres somos los encargados de trasladarles a nuestros hijos la forma adecuada de traerle ofrenda a Dios.
No solo se trata de traer dinero al altar de Dios, ¿qué es lo que esta cubriendo nuestro dinero el día de hoy?, por mucha que sea la cantidad de dinero que traigamos a la ofrenda no vamos a sorprender a Dios, debemos de revisar qué es lo que estamos ofreciendo en nuestra ofrenda a Dios, no estoy diciendo con esto que se debe dejar de traer dinero, estoy enseñando que debemos de revisar el altar en el cual estamos ofreciendo a Dios y que éste tenga el elemento que vincula a Dios con los hombres, la sangre y para nuestro caso, la sangre del cordero de Dios, ofrecida en la cruz del calvario por perdón de nuestros pecados.
Muchos están enojados con Dios, exigiendo que les sea devuelto lo que un día “ofrecieron” en un altar, se atreven a decirle a Dios de forma prepotente: “dame porque yo te di primero”; en cambio los altares al estilo de Abel, son con gratitud, con sinceridad de corazón, no con un interés viciado por obtener algo, y por consiguiente al ver esa actitud de corazón el esta “obligado” a bendecirnos sobre abundantemente.
Recordemos lo que le sucedió a la viuda que Jesús halagó, ella únicamente ofreció dos moneditas, mucho menos en comparación a la ofrenda de otros, pero era lo único que tenía, Jesús pudo ver la actitud del corazón de la viuda, el apóstol Pablo dijo: “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. (1Co 16:2)
Muchos no sabemos cuanto tenemos que dar al momento de traer ofrenda a Dios, y ese momento estamos desprevenidos, sin haber preparado con anticipación la cantidad que debemos de ofrecerle a Dios, sino que al momento de la ofrenda entregamos lo primero que encontramos, mostrando con esto un desorden en nuestras vidas. La ofrenda tiene que ir de acuerdo a la prosperidad que llevamos.
La ofrenda no tiene que ser por emoción, por un sentir o por un momento de conmoción, muchos incluso dan lo que no tienen sin que Dios se los haya pedido, esperando recibir algo a cambio y se ven frustrados cuando eso tan esperado nunca llega. Debemos de ser ordenados y llevar controles financieros, por pequeños o grandes que sean nuestros ingresos debemos de ser diligentes principalmente para saber cuando debemos de ofrecerle a Dios.
Este principio financiero tiene como propósito ordenarnos en nuestra economía, ya no seamos negligentes escondiendo nuestras monedas, Dios reprendió al hombre que las escondió diciéndole: ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? (Luc 19:23). Debemos de ser ordenados en nuestras finanzas, saber de cuanto disponemos y no entregar cheques “sin fondos”.
No demos lo que no tenemos, a menos que Dios nuestro Padre nos indique lo contrario, sigamos la enseñanza del apóstol Pablo, cada semana conforme hayamos prosperado, así de esa forma, preparemos nuestras ofrendas. Principalmente que no falte en nuestro altar la actitud correcta, cuando traigamos ofrenda “bañémosla” en sangre diciendo: sigo siendo necesitado de ti, necesito cada día de tu redención, por mucho o poco que traiga te lo debo todo a ti Señor.
Adoración no es solamente cantar, traer ofrenda o diezmo, o venir a escuchar la palabra de Dios, adoración es una serie de actitudes que debemos de traer delante de la presencia de Dios; le doy gracias al Señor por todo lo que ha permitido en nosotros, pidiéndole que nos guarde de tener actitudes como las de Caín, todo lo contrario, que seamos siempre menesterosos y necesitados de su presencia.

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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