martes, 20 de febrero de 2007

TUTOR Y SANADOR

TUTOR Y SANADOR
(LOS NEPIOS)
“Instruye al nińo en su camino; y aun cuando sea viejo, no se apartará de él. (Pro 22:6)”
La palabra esta determinando que es necesario que los padres instruyan a sus hijos desde su nińez, realza la etapa de la infancia debido a que en ésta etapa se determina el futuro y el destino de los hijos. Más adelante podemos encontrar que el apóstol Pablo escribe:
“Digo, además, que entre tanto que el heredero es nińo, en nada difiere del esclavo, aunque es seńor de todo; más bien, está bajo tutores y sanadores hasta el tiempo seńalado por su padre. De igual modo nosotros también, cuando éramos nińos, éramos esclavos sujetos a los principios elementales del mundo.” (Gal 4:1-3)
El futuro de nuestros hijos es determinado fuertemente por lo que se les enseńa en su infancia, por eso como padres tenemos la responsabilidad de influenciar positivamente a nuestros hijos, la palabra tutor en el griego original se refiere a un esclavo y la palabra sanador habla de un curador, por tanto los padres deben obrar como tutores o esclavos y sanadores.
En la palabra de Dios encontramos que se reflejan en el ser humano tres etapas de desarrollo, las cuales son nepios, teknon y uihos, en este caso se hará énfasis en la etapa de nepios, lo cuál habla de una persona inmadura, nińo o bebé. En esta etapa se edifica lo que se ha de ver en el futuro en los hijos. Durante esta faceta se debe actuar como Maria la madre de Jesús, que dijo al recibir la noticia de que tendría un hijo, “żComo será esto? pues no conozco varón” y el ángel le responde “El Espíritu Santo vendrá sobre ti (Lc 1:34)”, entonces si deseamos tener hijos buenos, permitámosle al Espíritu Santo que nos cubra, por que cuando los hijos ven como El Espíritu Santo cubre a la madre, así se dejarán cubrir ellos también.
María, al dejarse cubrir por El Espíritu Santo, dice “He aquí la esclava del Seńor, hágase en mi según tu palabra”, por esta razón si estamos determinados a tener hijos, es idóneo que nos hagamos esclavos del Seńor por amor. Adicionalmente a lo anterior, se puede observar que María conocía el destino de su hijo, por tanto como padres es necesario estar concientes del destino de los hijos.
En el evangelio de Mateo Jesús envía a los discípulos por una asna y un pollino, los cuales servirían para entrar a Jerusalén, éstos encuentran a la burrita atada y a su vez al pollino, de acá podemos tomar como ejemplo que si una madre se encuentra atada, el hijo muy probablemente también estará atado.
El mismo espíritu que está sobre la madre, reposará también sobre los hijos, muchas veces como padres se ve un comportamiento “alcahueta” hacia loa hijos, es decir que todo se los dejamos pasar sin corregirlos cuando es necesario, si se observa a Moisés, se puede notar que éste siervo no circuncida a su hijo Gerson y por causa de ello el ángel fue a buscar a Moisés para darle muerte.
Cuando el pueblo de Israel sale de Egipto es librado de la esclavitud, representando nuestro traslado del reino de las tinieblas al reino del amado Hijo, por tanto los hebreos que salieron de Egipto fueron libres, aunque los hijos menores no tenían conciencia de lo que sucedía, eran libres, al igual como cuando eran esclavos en Egipto, los hijos tampoco tenían una conciencia de ser libres.
Los hebreos que salen de Egipto, circuncidan a los hijos como seńal para Dios, determinando que sus hijos son propiedad de Jehová también. Si era necesario circuncidar a los hijos, era porque tenían carne, es decir que los nińos tenían naturaleza pecadora la cuál era necesario abolir a través del pacto.
Por tanto es necesario que los padres eliminen el prepucio de sus hijos, si observa detenidamente el sacerdote Elí no circuncida a sus hijos y no los instruye por tanto los mismos realizan obras obscenas a la entrada del templo de Jehová (1Sa 2:12), como consecuencia de esto la disciplina de Dios llega sobre ésta familia (1Sa 2:29-30). La circuncisión habla de algo que los padres deben eliminar de sus hijos y no Dios. Según la palabra de Dios la circuncisión también determinaba el hecho de entrar a Canaán, porque los hebreos salen incircuncisos de Egipto y la circuncisión era seńal que los habilitaba para entrar a Canaán.
Todo padre que no circuncida o no instruye a su hijo, lo quiere matar, porque con ello estorba el destino de sus hijos. Mientras llega el tiempo de que los hijos vayan con El Seńor, los padres deben fungir como tutores y como sanadores. Preguntémonos entonces żQuién sanaba la herida de la circuncisión?, el padre, ya que le eliminaba la carne fungiendo como un tutor y lo curaba como un sanador.
Como padres se debe administrar la disciplina, pero a la vez, ser curadores y sanadores, es decir elevar la identidad de los hijos y no aplastarla. Sobre los padres existe una unción de tutor y sanador para los hijos, por esta razón como padre debe permitir que El Espíritu Santo le bendiga, para luego bendecir a los suyos.
En ocasiones es necesario que el padre sane a los hijos, ya que en los colegios o en diversos lugares donde el interactúa le dańan su identidad, por ello es necesario ser tutor y sanador, para conocer de cerca lo que le acontece a los hijos y sanarlos. Por tanto no se debe exigir más a los hijos en el área donde adolece de sanidad o habilidad, al contrario se le debe sanar y animar a seguir adelante.
El padre tiene que utilizar el pedernal, para cortar el prepucio de sus hijos. Como padres se debe tener equilibrio ya que María estaba llena del Espíritu Santo, y José tenía visitación angélica por medio de sueńos y en ambos casos Dios les habló respecto del Hijo. Hasta Jesús necesito la cobertura de sus padres, ya que a los padres les revelaron por sueńos y visitación angélica lo que debían hacer para cuidar al Hijo de Dios, por lo tanto debemos de buscar la llenura de Dios para que El nos revele lo que debemos hacer para instruir a nuestros hijos.
Dios es tan bueno que aún dormidos nos dirá lo que debemos hacer con nuestros hijos. No podemos dejar toda la responsabilidad en la madre, recordemos que quién levanta el pedernal en la casa es el padre. Como padre debemos de tener la capacidad de corregir pero también de sanar, tal como hace El Padre de los cielos, hiere con un dedo y sana con el otro. Corrijamos con una mano, pero con la otra sanemos.
Es necesario que los hijos sepan que el padre es fuerte pero también es tierno, es decir que utilicemos la autoridad de tutor, pero también de sanador. Por ello como padres se debe tener el carácter para corregir, pero también el amor para sanar.
En la Biblia se habla de Jesús cuando era bebé, luego cuando tiene doce ańos y luego a los treinta ańos que es donde recibe el llamado. Se puede observar que entre los doce ańos y treinta existen dieciocho ańos, es decir, tres veces seis. Lo que puede significar que Jesús tuvo que ser cubierto por su madre para ser libre de toda rebelión, por eso es que en la Biblia no se habla de Jesús durante este lapso de tiempo. Uno de los objetivos como padres es que los hijos estén siempre dispuestos a servir a Dios, y no se rebelen en contra de El, para que cuando Dios les llame, estén dispuestos y se cumpla que El Dios de Abraham sea el Dios de Isaac, o sea El Dios en quien se coloca la fe, sea el mismo entre padres e hijos.
La rebelión va a tocar la puerta a los hijos, por ello es necesario instruir y cubrir a los hijos, los padres deben saber que hacen sus hijos, donde están y quienes son sus amistades.
Resumiendo entonces, como padres utilicemos el principio de Jehová, “Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará (Job 5:18)”, recordemos que Dios no disciplina de igual forma todas las faltas, si Dios obrara de esa forma probablemente ya no existiríamos. Dios esta lleno de misericordia y amor, a veces nos da más amor que vara, por tal razón como padres debemos de circuncidar a nuestros hijos.
Enseńemos a nuestros hijos a respetar a los siervos y a todos los que merecen honra y no sea alcahueta, sáquele filo al pedernal si es necesario circuncidar a uno de sus hijos, HAGALO, porque sin circuncisión no podrán entrar a Canaán a tomar su herencia.
Va a llegar el tiempo de que los hijos se tendrán que ir de casa, pero asegúrese como padre que se vayan con la conciencia de haber sido instruidos y que su Dios se haya vuelto Dios de ellos. Solicitemos a Dios sabiduría para saber instruir a nuestros hijos, es decir corregir y sanar cuando sea necesario, con el carácter de padre. Supliquemos a Dios que nos llene del Espíritu Santo para que El nos instruya y dirija en como ser un buen padre o madre y viéndolo sus hijos también anhelen ser llenos del Espíritu Santo.
Si instruimos a nuestros hijos, vendrá el día que oigan una voz que diga, “Yo Soy El Dios de tus padres”, y cuando Dios les llame a su servicio ellos dirán “Heme aquí envíame a mi, así como mis padres amaron y sirvieron a Dios con todo su corazón así también lo haré y seguiré con el legado que ellos me han dejado.

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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