martes, 20 de febrero de 2007

SINFONÍA MATRIMONIAL: CLAVE EL ÉXITO.

SINFONÍA MATRIMONIAL: CLAVE EL ÉXITO.

Un principio establecido por Dios en la Biblia, es que mejor son dos que uno. Y la ventaja comienza primero que todo por lo financiero, una mejor remuneración por su trabajo. Subraya lo financiero primero, no la victoria sobre el enemigo, ni el levantamiento uno para el otro, primero finanzas luego guerra. Prevalecer contra un ataque significa guerra (Ecl.4:9-12). Y tanto el calentamiento espiritual (contrario del enfriamiento del primer amor para con Dios), como el levantamiento, significan solidaridad, victoria espiritual.

Las parejas con problemas financieros entre ellos, tienen un gran impedimento para su victoria en los otros campos. Si se quiere restauración financiera para el cónyuge, hay que olvidarse de tener dividida su área financiera. Pues la Palabra de Dios es categórica: dos juntos obtienen mejor remuneración por su trabajo.

Matrimonio significa pacto (Ecl.4:12), y éste no es igual a contrato; el hombre no se pertenece a sí mismo, sino a su mujer y viceversa de tal manera que ya no son dos, sino una sola carne (1 Cor.7:4;Ef.5:31).

Ahora bien, en el caso de las finanzas del hogar, la mujer virtuosa hace negocios y administra, su papel no es solamente llevar a sus hijos en el vientre y ocuparse de ellos mientras papá trabaja. La Biblia indica que genera ganancias en su casa, sin salir (Prov.31:11,16,18,24). Esto no significa que no pueda salir de su casa, sino que debe encontrar una actividad económica que le permita ayudar en las necesidades financieras del hogar, sin descuidar sus tareas familiares.

Dos obtienen mejor remuneración por su trabajo. Pero, żCómo?. La respuesta es el común acuerdo: ninguna actividad en pareja funciona si no hay común acuerdo. Menos en el matrimonio, donde debe existir acuerdo pero sin imposición, con convencimiento según el entendimiento de ambos. Al respecto el Seńor Jesús indicó: si dos de vosotros os ponéis de acuerdo en la tierra, acerca de cualquier cosa les será hecho por mi Padre, que está en los cielos (Mat. 18:19).

Acuerdo viene de la palabra sunfonea, que origina la palabra sinfonía, definida en la concordancia de Strong, como el acto de escuchar diferentes sonidos y encontrar armonía. En el matrimonio, hombre y mujer son diferentes y Dios lo sabe. Acuerdo significa llegar a la armonía, ambos, dentro de la voluntad de Jehová. No debe entenderse como ponerse de acuerdo en la voluntad de uno de los dos, sino en la ciencia de Dios, esto es, en Su voluntad.
Sonidos diferentes y aislados no son agradables. Pero si juntos tocan con una partitura, escrita por el Espíritu Santo, habrá armonía, con diferentes sonidos. Eso es acuerdo. Al cual si se llega por el Espíritu, suena como sinfonía a los oídos del Padre, que entonces concede cualquier cosa que se le pida. Y al respecto tenemos la confianza que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, El nos oye (1 Jn. 5: 14,15). Pero debe ser el Espíritu Santo el que dirige la sinfonía, la petición, para que sea la voluntad de Dios la que se cumple. Entonces El oye y concede a pedir de boca.

Jesús vivía de hacer la voluntad del Padre, aunque era experto, tocaba solamente la partitura de la Voluntad de Dios. No es que los dos esposos tengan que ser iguales y deban tocar la misma clase de instrumento, sino que en la voluntad de Dios deben estar de acuerdo y así obtener de Dios su petición.

A un músico no le cuesta tocar solo. Hay errores y los corrige, solo. Y para afinar y acertar en el cumplimiento de su voluntad, para hacerla vida, “tocar su sinfonía”, debe leerse Su Palabra y el Espíritu Santo revelará el Plan de Dios. Entonces podremos pedir. Una orquesta para tocar en sunfoneo (sinfonía), tiene requisitos, por ejemplo: los músicos deben repasar, desarrollarse solos, entrenar, estudiar (es la consagración personal). Deben acoplarse, entrar en acuerdo guiados por el director, en este caso el Espíritu Santo. Empero, no ejecutar su instrumento queriendo sobresalir sobre los demás, respetando el sonido de los demás. Para que haya sinfonía en el matrimonio los cónyuges deben obedecer al director: el Espíritu Santo.

Abraham y Sara encausaron mejor la promesa de Dios, cuando en la voluntad de Él se pusieron de acuerdo (Gen.21:10-12).

Pastor. Ricardo Pantoja Cruz

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